(Advertencia: El texto cuenta en su totalidad la trama de la película)
Resulta interesante observar la fuerte proliferación en nuestro tiempo de películas cuyo tema principal es de carácter apocalíptico o de fin de los tiempos, la inminente desaparición de la raza humana sobre la tierra, o fuerzas alienígenas que amenazan con nuestra existencia y civilización. El típico análisis esnobista de estas manifestaciones de la cultura popular, parece no lograr ver la riqueza en términos filosóficos que podemos extraer de este tipo de producciones, en donde tan solo se nos limita dentro de la crítica que califica a dichas películas como cine de muy baja calidad, hecho para las masas ignorantes. La pregunta entonces que resulta interesante formular, parte precisamente de observar esta tendencia sospechosamente repetitiva. ¿Qué es lo que sucede en nuestra realidad contemporánea, que parecemos estar dejando de lado la idea de futuro y progreso, en donde lo único que parece el inconsciente colectivo prever -incluso anhelar -es la destrucción total del mundo como lo conocemos? ¿No hay en esta postura acaso una suerte de presentimiento de que el mundo del capitalismo avanzado ha llegado a su culmen? Naturalmente con esto no nos ubicamos en lo mas mínimo del lado de aquella postura que ya formulase Francis Fucuyama enEl Fin de la Historia y el Ultimo Hombre, en donde luego de la caída del muro de Berlín y el subsiguiente colapso de la Unión Soviética, el capitalismo parecía constituirse así como el modelo socio político al que la historia de la humanidad podía llegar como el ultimo escalafón de nuestro destino.
Nuestra lectura a partir de este pesimismo que observamos al comenzar la segunda década de este tercer milenio que comienza es diametralmente la opuesta. ¿No es acaso esta tendencia un síntoma de la crisis de los valores, cuya crítica formulasen con gran inteligencia los pensadores de la escuela de Frankfurt, pero que en nuestros días no podemos observar sino como la sintomatología de la profunda decadencia a que nos ha conducido el liberalismo avanzado y la lógica del consumo total? No es mi intención aquí preguntar por cuál es el nivel de conciencia crítica de los directores de dichas producciones, presuponemos la ingenuidad de los mismos en lo que realizan, y partimos de la idea de que en lo que hacen se manifiesta un sentir popular, que aunque claro está, se ve incentivado por la demanda del mercado, permite dejar hablar los anhelos que gran parte de las naciones occidentales parecen clamar sin siquiera darse cuenta de ello.
Bien hemos podido observar la gran cantidad de programas televisivos o películas que en este afán de fin de los tiempos ha optado por desempolvar el viejo concepto de “muerto vivo”, o “zombi” y que por demás es una perfecta puesta en escena de la Biopolítica en terminos de crítica de la cultura. Sus tramas nos son bien conocidas: una enfermedad se desata a nivel mundial, convirtiendo a todo aquel que es infectado en un muerto cuyas funciones motoras misteriosamente vuelven a funcionar y cuyo único imperativo de conducta es el de alimentarse de los vivos que luchan a muerte contra estos para defender sus vidas y lograr preservar la especie. Lo interesante de esta película, es que es la primera de ellas donde la subjetividad de los muertos no se encuentra aniquilada con la muerte, sino que muy contrariamente el filme se sustenta en las vivencias y el punto de vista de uno de los muertos vivos. Su pensamiento es torpe, sus recuerdos son tan precarios como tan solo vislumbrar que su nombre puede empezar por “R”, y su vida cotidiana se reduce a deambular en un aeropuerto en medio de otros zombis. No obstante, comienzan a asomar síntomas de humanidad. Sin saber por qué, colecciona discos musicales, los cuales escucha en soledad al caer la noche e incluso tiene su propio espacio personal al interior de uno de los aviones en el aeropuerto abandonado. Incluso, y no menos curioso, llega a entablar una amistad con “M” un hombre de unos cuarenta y cinco años, que por supuesto se reduce a un par de miradas y palabras. En resumen, en nada se diferencia su vida de la que podría llevar el hombre masificado de nuestros tiempos.
Ahora bien, pero si la película representa todo un andamiaje respecto a la acción política, ¿contra quién es entonces que luchan? Vemos así que los “huesudos” parecen jugar el papel de los gendarmes que custodian el status-quo. El hecho de que precisamente los zombis al inicio de la película sean en términos circunstanciales “aliados” de los “huesudos”, en donde como en un momento lo enuncian, estos no se meten con los demás muertos, vemos perfectamente el carácter policial, o el monopolio de las fuerzas violentas que custodian el mundo de los muertos en el aeropuerto, es decir de la sociedad capitalista, ¿no resulta sugerente que precisamente el mundo de los muertos se vea atravesado por la constante ansiedad y necesidad de consumir? Y si los vivos representan el papel de la conciencia revolucionaria, no es pues lo que sucede precisamente en nuestro mundo del mercado que se devora y convierte para su propio beneficio los discursos contestatarios, silenciados por las academias universitarias en función de la productividad o las libertades del liberalismo avanzado que transforma mediante el mercadeo la lucha contra la familia burguesa, la opresión del macho sobre las mujeres, el ecologismo etc., en nuevas fuentes de reproducción del sistema? Vemos de este modo que entonces los muertos le otorgan cierta legitimidad a los “huesudos” que con el desarrollo de la película, observamos que lo único que hacen es constituirse como los que han de impedir la sublevación de los muertos en apoyo de los revolucionarios. ¿No es acaso disiente que estos partan en persecución de “R” y Julie, pues ven precisamente que están logrando despertar la conciencia popular, a saber, de los demás muertos?
De este modo, cuando se aproxima la confrontación definitiva con los “huesudos”, resulta curioso que sea exactamente en el mismo momento en que los muertos despiertan a la vida, toman conciencia, ¿conciencia de clase?... Y se suman a la lucha revolucionaria, exactamente el levantamiento popular que se espera en los momentos definitivos en la guerra de guerrillas anteriores a la toma del poder. Cuando finalmente la lucha contra las fuerzas oscuras, que en su putrefacción reflejan precisamente la decadencia del sistema, “R” y Julie dan el salto definitivo hacia el estanque, resulta sumamente interesante observar en términos psicoanalíticos que luego de un estado de inconsciencia, “R” al salir del agua mediante la ayuda de Julie, ahora sí, completamente resucitado a la vida... dicha escena ¿no juega acaso la representación del útero, el feto que sale a la vida (el nuevo orden político), de la placenta (agua del estanque) empujado por el amor materno representado por Julie.?
El pueblo sublevado se suma así a los revolucionarios que unidos logran derrotar a la fuerza enemiga: los vigías del sistema decadente que llevan al pueblo -es decir los muertos- al completo individualismo consumista que como hemos trabajado se manifiesta al comienzo de la película en los zombis deambulantes sin contacto humano, sin el calor de los cuerpos en el seno de la comunidad solidaria y comunista. En esta línea argumentativa, toda la película nos muestra el funcionamiento de la ideología burguesa que mantiene a las masas populares en el sonambulismo del consumismo, la única libertad de los zombis, es la del consumo, justo como sucede en el liberalismo económico. Y el papel de los revolucionarios marxistas a quienes los anarco individualistas logran tocar las fibras de lo ético y la solidaridad humana, son los encargados de destruir el velo ideológico que lleva al pueblo al sufrimiento y a los sentimientos de vacío existencial con el que comenzamos este escrito, y que provoca el anhelo de fin de los tiempos como enunciamos en un principio. Toda la metáfora de despertar a la vida a aquellos que ya murieron, resulta sumamente ilustrativa, el fin de la revolución es precisamente despertar al hombre a una nueva vida, la vida de la libertad en comunidad y la solidaridad de los pueblos. ¿No resulta congruente esta idea del despertar de los muertos con la idea que formulase el Che con el hombre nuevo en Cuba? Es el despertar a una otra vida, en donde las conversaciones más profundas que pueden llegar a tener dos seres humanos no sean ese vacío total respecto a la mercancía y que se retrata a la perfección con las conversaciones que no dicen nada entre “R” y “M” al principio de la película. Recordemos que la conversación más elaborada se reduce a las palabras “Hambre”, “Ciudad”, y que podría traducirse en el imperativo “consume” en las ciudades del capitalismo avanzado plagadas de esa nueva catedral como la llamase Saramago que es el centro comercial.
De este modo, vemos al finalizar la película aquella escena en que la amiga de Julie, logra su sueño de convertirse en enfermera, el sueño que las condiciones del capital impide a millones, en donde se le ve atendiendo a los nuevos integrantes de la comunidad en esta lógica socialista de Salud para todos. Los revolucionarios son los encargados así de enseñar nuevamente al pueblo a vivir, pero a vivir de otra manera, a cambiar el sistema de valores de la sociedad precedente. Vemos así a “M” que en las últimas escenas ha aprendido el sentido de la unidad comunal al prestar su sombrilla a la mujer que le ha ayudado. Un mundo nuevo, comienza. En otra de las escenas finales, vemos los muros que caen, caen los muros invisibles de la lucha de clases. Finalmente tenemos a los dos anarquistas de la película contemplando la luz de la nueva sociedad, “R” no recuerda su nombre, y Julie al preguntarle como querría que se le llamase responde ““R” está bien”. Una nueva vida comienza así con una nueva identidad, “¿no quieres recuperar tu vida?” pregunta Julie. No. -Responde “R”- Quiero esta.
Nuestra lectura a partir de este pesimismo que observamos al comenzar la segunda década de este tercer milenio que comienza es diametralmente la opuesta. ¿No es acaso esta tendencia un síntoma de la crisis de los valores, cuya crítica formulasen con gran inteligencia los pensadores de la escuela de Frankfurt, pero que en nuestros días no podemos observar sino como la sintomatología de la profunda decadencia a que nos ha conducido el liberalismo avanzado y la lógica del consumo total? No es mi intención aquí preguntar por cuál es el nivel de conciencia crítica de los directores de dichas producciones, presuponemos la ingenuidad de los mismos en lo que realizan, y partimos de la idea de que en lo que hacen se manifiesta un sentir popular, que aunque claro está, se ve incentivado por la demanda del mercado, permite dejar hablar los anhelos que gran parte de las naciones occidentales parecen clamar sin siquiera darse cuenta de ello.
No desconocemos no obstante todas las críticas a la ideología que se nos pueden formular, ya sea desde el punto de vista del nuevo funcionamiento ideológico como lo formula Zizek, hasta la sospecha que tiene con este concepto Michel Foucault. Nos interesa quizá solo por un momento valernos del concepto clásico que formulase Marx para interpretar la película Warm Bodies (2013) del director Jonathan Leviney que se podría condensar bajo la fórmula “ellos no lo saben pero lo hacen”.
Bien hemos podido observar la gran cantidad de programas televisivos o películas que en este afán de fin de los tiempos ha optado por desempolvar el viejo concepto de “muerto vivo”, o “zombi” y que por demás es una perfecta puesta en escena de la Biopolítica en terminos de crítica de la cultura. Sus tramas nos son bien conocidas: una enfermedad se desata a nivel mundial, convirtiendo a todo aquel que es infectado en un muerto cuyas funciones motoras misteriosamente vuelven a funcionar y cuyo único imperativo de conducta es el de alimentarse de los vivos que luchan a muerte contra estos para defender sus vidas y lograr preservar la especie. Lo interesante de esta película, es que es la primera de ellas donde la subjetividad de los muertos no se encuentra aniquilada con la muerte, sino que muy contrariamente el filme se sustenta en las vivencias y el punto de vista de uno de los muertos vivos. Su pensamiento es torpe, sus recuerdos son tan precarios como tan solo vislumbrar que su nombre puede empezar por “R”, y su vida cotidiana se reduce a deambular en un aeropuerto en medio de otros zombis. No obstante, comienzan a asomar síntomas de humanidad. Sin saber por qué, colecciona discos musicales, los cuales escucha en soledad al caer la noche e incluso tiene su propio espacio personal al interior de uno de los aviones en el aeropuerto abandonado. Incluso, y no menos curioso, llega a entablar una amistad con “M” un hombre de unos cuarenta y cinco años, que por supuesto se reduce a un par de miradas y palabras. En resumen, en nada se diferencia su vida de la que podría llevar el hombre masificado de nuestros tiempos.
Al mismo tiempo, existe una fuerza aun más oscura entre estos. Los muertos que llevan demasiado tiempo con la infección, empiezan a despellejarse reduciéndose a esqueletos apenas cubiertos por músculos y piel, y en donde podemos ver ahora sí la aniquilación total de subjetividad, pues incluso lucen idénticos unos a otros sin si quiera ropajes que les cubran. En el bando contrario, una enorme fortificación se levanta en medio de la ciudad devastada por la peste, defendida por un ejército de mercenarios al servicio de la causa de la especie. Dentro de esta se encuentra Julie, una joven a quien se le asigna la misión de salir a la ciudad por recursos junto con otros amigos donde se cuenta a su novio de años Perry. “R” y otros de sus compañeros de penuria salen un día en busca de alimento (humanos) y toman por sorpresa al grupo explorador de Julie. “R” se ha percatado de que devorar el cerebro de los humanos, le permite experimentar ciertos recuerdos y emociones de los mismos, lo cual lo hace sentirse humano de nuevo. Quizá, guiado por las emociones que le produce el devorar el cerebro de Perry, se desata en él una curiosa compasión por Julie, a quien termina por salvar de ser devorada y le brinda protección. Lo que viene luego es predecible, “R” se enamora de Julie, y esta empieza a compadecerse por su condición, a quien termina tratando de salvar al brindarle ayuda dentro de la fortificación e intentando convencer a su padre, quien es el líder militar de la ciudad de sobrevivientes, de que algo está pasando con los muertos: parece que se están curando.
La compasión de “R” hacia Julie y su comportamiento, empiezan a desatar esta resurrección en el resto de los muertos vivos, quienes al percatarse de que los “huesudos” van a atacar la fortaleza se dirigen en ayuda de los humanos. Los soldados no lo pueden creer: los muertos están luchando contra los “huesudos”. El final es bastante típico y no sugiere nada nuevo, las fuerzas humanas se suman a los muertos y logran derrotar a la fuerza enemiga en común. Los muertos vuelven a ser aceptados dentro de la comunidad y progresivamente logran la curación total. El momento culmen de la resurrección lo observamos cuando “R” es herido por el padre de Julie quien aun no confía en los muertos, y su herida empieza a sangrar, y dado que los muertos no sangran, “R” ha vuelto a la vida.
Ahora bien, los flancos para el análisis son múltiples, pero comencemos por lo primero. El comienzo del film, retrata una vida rutinaria y sin sentido en la que los días pasan sin ningún propósito. Como habíamos ya planteado, la figura del muerto vivo es una perfecta analogía para retratar la masificación ideológica en la que se encuentran millones de ciudadanos en el mundo del capitalismo globalizado, y quizá desde una mirada existencial encontramos que la necesidad de “R” por otra vida es precisamente este cierto despertar producto de la angustia y la nulidad de la existencia que para nuestros psiquiatras se manifiesta bajo la forma de la depresión a niveles alarmantes, sobre todo en los países más industrializados y desarrollados. Las primeras palabras de “R” en la película son bastante sugestivas: “¿Qué estoy haciendo con mi vida? Solo quiero conectar. ¿Por qué no puedo conectar con la gente? A cierto, es porque estoy muerto.” Dichas palabras denotan el excesivo individualismo de nuestra sociedad postmoderna que ya no permite a los hombres conectar unos con otros, la deshumanización de las grandes ciudades del mundo contemporáneo, donde la solucion a esta crisis existencial del hombre consumista se puede ver a partir de las nuevas prácticas de sí retomando el análisis de Foucault y que hoy se manifiestan en los libros de auto-ayuda y superación personal que retroalimentan el individualismo neoliberal. En este sentido, toda la lucha inconsciente de “R” en la primera mitad de la película, nos revela precisamente esta necesidad de una otra vida pero que todavía “R” no logra articular, hasta que los sentimientos que comienza a tener por Julie, empiezan a funcionar como incentivos de un despertar que aun no sabemos para donde va.
Lo interesante del recurso que podemos obtener de la figura del “muerto vivo” es que nos permite en cierto modo responder a las críticas a la ideología, como esta especie de condición social inevitable (no nos liberamos de la ideología dominante, tan solo adoptamos una nueva -Zizek-), no hay tal falsa conciencia pues nunca llegaremos a un momento de liberación y sociedad ideal -Foucaul-) y permite una mayor afinidad con el concepto clásico que ya trabajase el marxismo.
Esto por otro lado nos abre un campo de decibilidad respecto a la conciencia individual. Si la conciencia es nihilizadora como la entiende Sartre, lo cual es precisamente lo que fundamenta la libertad humana y nos reduce a una condena, “R” es entonces la muestra perfecta de esta aseveración Sartriana, la conciencia es negativa, es el único campo de la indeterminación que logra por actos de voluntad romper con los sesgos ideológicos y morales que habitan al sujeto. El momento de libertad aparece justo cuando “R” comienza a tener conciencia, y aunque esta posibilidad también está abierta para los demás muertos, cosa que se confirma cuando el amigo de “R” lo cuestiona de por qué no se devora a Julie, el hecho de que no cambien el modo de vida que llevan retrata a la perfección la aseveración que expresase Sartre en una entrevista: “Somos libres, pero debemos liberarnos”. Con esto quería significar que dado que no hay substancias trascendentes en la subjetividad, el hombre es un proyecto que siempre puede renunciar a lo que ha sido por un acto de la voluntad. Correcto, la ideología nos esclaviza, la situación política de nuestra nación, nuestra herencia cultural... pero nada de esto impide que un día el hombre renuncie a continuar preservando estos valores en su ser, que un dia decida enfrentar estas resistencias que son precisamente las que le hacen libre. De este modo afirma en el Ser y la Nada: “Si está bien establecido que la conciencia es nihilizacion, se comprenderá que el tener conciencia de nosotros mismos y el escogernos a nosotros mismos es una y la misma cosa” y más adelante... “Nosotros escogemos el mundo -no en su contextura en-sí, sino en su significación- al elegirnos”. Esta conciencia como forma de la libertad va a jugar un papel de tipo político en la película bajo la forma del individualismo anarquista que toma aquí un gran vuelo. Pues precisamente es el individuo popular que a partir de observar como algo falla en el mundo, decide un día que no quiere seguir viviendo la vida que hasta ahora ha llevado, y fija un ejemplo para terceros. De este modo vemos que el anhelo de volver a la vida se constituiría como la promesa de la sociedad futura, que si partimos tan solo de la trama de la película, nos muestra casi que rayando en la objetividad, que en efecto hay un mundo nuevo por construir que es posible. De este modo, la comunidad fortificada podría ser vista como la comunidad revolucionaria de marxistas bajo la organización jerarquizada, y “R” junto con Julie jugarían el papel de los anarquistas que denuncian los abusos del poder y los peligros de la dictadura del proletariado como simple dictadura.
Ahora bien, pero si la película representa todo un andamiaje respecto a la acción política, ¿contra quién es entonces que luchan? Vemos así que los “huesudos” parecen jugar el papel de los gendarmes que custodian el status-quo. El hecho de que precisamente los zombis al inicio de la película sean en términos circunstanciales “aliados” de los “huesudos”, en donde como en un momento lo enuncian, estos no se meten con los demás muertos, vemos perfectamente el carácter policial, o el monopolio de las fuerzas violentas que custodian el mundo de los muertos en el aeropuerto, es decir de la sociedad capitalista, ¿no resulta sugerente que precisamente el mundo de los muertos se vea atravesado por la constante ansiedad y necesidad de consumir? Y si los vivos representan el papel de la conciencia revolucionaria, no es pues lo que sucede precisamente en nuestro mundo del mercado que se devora y convierte para su propio beneficio los discursos contestatarios, silenciados por las academias universitarias en función de la productividad o las libertades del liberalismo avanzado que transforma mediante el mercadeo la lucha contra la familia burguesa, la opresión del macho sobre las mujeres, el ecologismo etc., en nuevas fuentes de reproducción del sistema? Vemos de este modo que entonces los muertos le otorgan cierta legitimidad a los “huesudos” que con el desarrollo de la película, observamos que lo único que hacen es constituirse como los que han de impedir la sublevación de los muertos en apoyo de los revolucionarios. ¿No es acaso disiente que estos partan en persecución de “R” y Julie, pues ven precisamente que están logrando despertar la conciencia popular, a saber, de los demás muertos?
Quizá la problemática mejor señalada a partir de las metáforas que leemos en el rodaje, versa sobre la crítica del anarquismo a los totalitarismos de izquierda. La lucha revolucionaria de los marxistas está muy bien, pero aun les falta algo, ese algo es lo que los anarquistas señalan. El régimen dentro de los marxistas es autoritario, un líder único, jerarquizado. “R” demuestra que no hay por qué ser paranoicos si construimos un mundo verdaderamente libre. De allí que entendamos a “R” y Julie como los encarnadores de la anarquía que justamente contra la maquinaria organizativa, fría y eficaz, se le opone una organización espontanea guiada por la convicción profunda de la causa, y no por una mera militancia de izquierdas que olvida en la mayoría de los casos la revolución interior, la transformación de la subjetividad. La organización marxista se ha caracterizado históricamente por el cumplimiento de ordenes, la manifestación individual contraria como revisionismo y complot contra los intereses populares, mientras que la organización anarquista es la de la libre asociación bajo la libertad de pensamiento. Podriamos interpretar aquí el malestar de Julie en las milicias como el malestar de la libertad cohartada por la organización cruda y eficaz de los marxistas. Algo que también retrata sumamente bien la película “Tierra y Libertad” sobre a la guerra civil española.
De este modo, cuando se aproxima la confrontación definitiva con los “huesudos”, resulta curioso que sea exactamente en el mismo momento en que los muertos despiertan a la vida, toman conciencia, ¿conciencia de clase?... Y se suman a la lucha revolucionaria, exactamente el levantamiento popular que se espera en los momentos definitivos en la guerra de guerrillas anteriores a la toma del poder. Cuando finalmente la lucha contra las fuerzas oscuras, que en su putrefacción reflejan precisamente la decadencia del sistema, “R” y Julie dan el salto definitivo hacia el estanque, resulta sumamente interesante observar en términos psicoanalíticos que luego de un estado de inconsciencia, “R” al salir del agua mediante la ayuda de Julie, ahora sí, completamente resucitado a la vida... dicha escena ¿no juega acaso la representación del útero, el feto que sale a la vida (el nuevo orden político), de la placenta (agua del estanque) empujado por el amor materno representado por Julie.?
El pueblo sublevado se suma así a los revolucionarios que unidos logran derrotar a la fuerza enemiga: los vigías del sistema decadente que llevan al pueblo -es decir los muertos- al completo individualismo consumista que como hemos trabajado se manifiesta al comienzo de la película en los zombis deambulantes sin contacto humano, sin el calor de los cuerpos en el seno de la comunidad solidaria y comunista. En esta línea argumentativa, toda la película nos muestra el funcionamiento de la ideología burguesa que mantiene a las masas populares en el sonambulismo del consumismo, la única libertad de los zombis, es la del consumo, justo como sucede en el liberalismo económico. Y el papel de los revolucionarios marxistas a quienes los anarco individualistas logran tocar las fibras de lo ético y la solidaridad humana, son los encargados de destruir el velo ideológico que lleva al pueblo al sufrimiento y a los sentimientos de vacío existencial con el que comenzamos este escrito, y que provoca el anhelo de fin de los tiempos como enunciamos en un principio. Toda la metáfora de despertar a la vida a aquellos que ya murieron, resulta sumamente ilustrativa, el fin de la revolución es precisamente despertar al hombre a una nueva vida, la vida de la libertad en comunidad y la solidaridad de los pueblos. ¿No resulta congruente esta idea del despertar de los muertos con la idea que formulase el Che con el hombre nuevo en Cuba? Es el despertar a una otra vida, en donde las conversaciones más profundas que pueden llegar a tener dos seres humanos no sean ese vacío total respecto a la mercancía y que se retrata a la perfección con las conversaciones que no dicen nada entre “R” y “M” al principio de la película. Recordemos que la conversación más elaborada se reduce a las palabras “Hambre”, “Ciudad”, y que podría traducirse en el imperativo “consume” en las ciudades del capitalismo avanzado plagadas de esa nueva catedral como la llamase Saramago que es el centro comercial.
De este modo, vemos al finalizar la película aquella escena en que la amiga de Julie, logra su sueño de convertirse en enfermera, el sueño que las condiciones del capital impide a millones, en donde se le ve atendiendo a los nuevos integrantes de la comunidad en esta lógica socialista de Salud para todos. Los revolucionarios son los encargados así de enseñar nuevamente al pueblo a vivir, pero a vivir de otra manera, a cambiar el sistema de valores de la sociedad precedente. Vemos así a “M” que en las últimas escenas ha aprendido el sentido de la unidad comunal al prestar su sombrilla a la mujer que le ha ayudado. Un mundo nuevo, comienza. En otra de las escenas finales, vemos los muros que caen, caen los muros invisibles de la lucha de clases. Finalmente tenemos a los dos anarquistas de la película contemplando la luz de la nueva sociedad, “R” no recuerda su nombre, y Julie al preguntarle como querría que se le llamase responde ““R” está bien”. Una nueva vida comienza así con una nueva identidad, “¿no quieres recuperar tu vida?” pregunta Julie. No. -Responde “R”- Quiero esta.
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